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lloran los estigmas de Cristo en el cuerpo de la mujer desnuda
(ya no hay dios que sople sobre ese valle)
la soledad cubrió de polvo cada milimétrico silencio
tal fueran restos de comida en el lavabo
donde alguien limpia platos con desdén
la soledad llenó de gritos el vacío que le habían dejado
atosigándola
amedrentándola
atormentándola
haciéndola partícipe
(una vez más)
del aguerrido espacio en que él no está
la soledad
-esa amiga traidora-
tentó de sexo nuevo (y único) al abatido cuerpo
y ya no hay poros inmunes
en la piel gastada / corroída
no hay sudor ausente
en el cuerpo del infiel
pero tampoco quedan puertas en la ciudad de Tebas
por abrir
y no quedan abismos
ni palabras que lo expliquen:
le pertenecen a él eternamente la savia, la saliva; sabia
las tres sílabas con las que ella dice te amo antes de llorar y abrazarse a su cintura para siempre.
(ya no hay dios que sople sobre ese valle)
la soledad cubrió de polvo cada milimétrico silencio
tal fueran restos de comida en el lavabo
donde alguien limpia platos con desdén
la soledad llenó de gritos el vacío que le habían dejado
atosigándola
amedrentándola
atormentándola
haciéndola partícipe
(una vez más)
del aguerrido espacio en que él no está
la soledad
-esa amiga traidora-
tentó de sexo nuevo (y único) al abatido cuerpo
y ya no hay poros inmunes
en la piel gastada / corroída
no hay sudor ausente
en el cuerpo del infiel
pero tampoco quedan puertas en la ciudad de Tebas
por abrir
y no quedan abismos
ni palabras que lo expliquen:
le pertenecen a él eternamente la savia, la saliva; sabia
las tres sílabas con las que ella dice te amo antes de llorar y abrazarse a su cintura para siempre.
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