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eNie dE eLeFaNte

Breve Nº 1

Ella murió la luna en el ojo fugitivo (la muerta desandaba las luces anaranjadas por la tarde). El otro no pudo soñar los trenes del silencio, y de aquella cena surgieron los abismos. Nada parecía espejo. El sol caminaba las lunas (ya dije; muertas) de su vientre. No pudo decir lo que aguardaba (a-guardaba), alguien le cerró los ojos de un portazo. Los demás nunca llevaron a tiempo las maletas. El reloj atontaba caricias, y el vecino creyó que era otra espera (se equivocó de escalera). La que anida bienvenidas en su almohada se durmió de frío, y de ausencia. El otro volvió sus idas, volvió a volver (ida y vuelta, de vuelta) (y a la inversa), pero no pudo. El último vagón ya se había llevado los instantes.

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