Fue necesario el puré de frutos rojos sobre las sábanas blancas blanquísimas. Fue necesario en el sueño y en la cama, el puré. Una carta prudente desde el otro lado del llanto, desde el otro lado del mar, desde el otro lado de mí. Quién sabe si lo sabíamos. No sé si lo sabíamos (ni si quiera el saber de sabor, de probar), yo jugaba escondida entre las letras y perdía relojes.
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anaïs -
Lewis -