Navidad
Soy niña ñoña: cuando él deja de jugar, lloro.
(Así: yo me pongo zapatos de fiesta, peino trenzas nuevas y espero en la vereda. Entonces él me llama y voy, y acepto las reglas -siempre acepté-. Pero está tan enamorado de sus juguetes, encerrado entre sus paredes que, si jugamos a la escondida, cuando termina de contar, me olvida en el escondite.)